Los profesores tienen un dicho:
No existe cansancio como el cansancio del profesor.
Ser profesor siempre ha sido un trabajo duro que regularmente puede drenar hasta la última gota de energía. En el último año, el “cansancio del profesor” se transformó en “fatiga digital” y está alcanzando un nuevo nivel de agotamiento.
Desde su inicio, la pandemia cambió completamente la vida de las personas; los profesores han tenido que adaptarse a los salones de clases digitales y a estar durante horas frente a una pantalla.
Dispuestos a hacer lo que fuera necesario para proporcionar educación a los estudiantes, los profesores trataron de encontrar las mejores soluciones, recursos y materiales para garantizar que los estudiantes continúen desarrollándose y alcancen sus metas de aprendizaje en línea.
Sin embargo, este proceso ocurrió de forma abrupta para la mayoría de los profesores, lo que implicó largas horas de autoformación para aprender a usar las herramientas digitales necesarias en línea y para adaptar los recursos existentes a las necesidades de los estudiantes.
No ha sido una tarea fácil y ha tenido como resultado, en la mayoría de los casos, la fatiga digital. Esta nueva afección es provocada por una mezcla de disparadores, como la incapacidad de administrar el tiempo que se pasa frente a una pantalla, el intercambio entre múltiples herramientas digitales y la falta de un cronograma claro o de un espacio designado para el trabajo y para el tiempo en el hogar durante el confinamiento.
Cómo superar la fatiga digital como profesor
Estar constantemente expuesto a sesiones en vivo, tener tiempo libre limitado y sentir que no se hace lo suficiente puede afectar las capacidades físicas y mentales de los profesores que se esfuerzan para continuar enseñando de manera exitosa.
Si te ves reflejado en esta descripción, continúa leyendo para descubrir los métodos que puedes usar para superar la sensación de fatiga digital:
Menos es más
Organiza tus sesiones para evitar la sobreestimulación y el desgaste laboral.
Aunque te cueste creerlo, el enfoque menos es más para la enseñanza te permitirá recuperar el control del tiempo que pasas en línea preparando o dando las clases.
La enseñanza en línea no implica automáticamente que debes estar en constante contacto directo con los estudiantes, al igual que durante las clases presenciales. Puedes equilibrar la enseñanza sincrónica y asincrónica para integrar diferentes tipos de actividades en tu rutina. Con un sistema de gestión de aprendizaje (LMS, por sus siglas en inglés) esta opción es fácil de implementar. Esta plataforma te permite hacer comentarios y orientar a los estudiantes de forma individual, lo que significa que la enseñanza asincrónica no es perjudicial para la experiencia de aprendizaje de los estudiantes.
Más información: Mentalidad asincrónica para un mejor aprendizaje en línea
Para evitar sentirte abrumado por la exposición de las sesiones en vivo, puedes decidir, junto con los estudiantes, apagar la cámara ocasionalmente, en especial cuando no es de suma importancia. Por el mismo motivo, también deberías usar el botón de silencio mientras los estudiantes trabajan en sus tareas. Además, puedes intercambiar entre la “vista de galería” y la “vista de orador” cuando sientas que una pantalla llena de miradas es abrumadora.
Puedes organizar tus sesiones para delegar responsabilidades a los estudiantes. Permite que se involucren, pide sugerencias sobre cómo abordar las clases y deja que tomen la iniciativa. Esto aliviará algunas de las cargas de hacerlo todo tú mismo y creará oportunidades para que los estudiantes se hagan responsables.
Con tantos recursos, materiales y herramientas ilimitados en línea para usar en las clases remotas, es difícil elegir solo unos pocos. No estoy objetando su valor ni las ventajas que ofrecen a una clase, pero puedes lograr los mismos resultados con una selección que se adapte a ti y a tus estudiantes.
Menos es más aplica también a tu fondo virtual. Aun si eres un profesor de primaria, la pantalla que estás presentando y el fondo virtual deben ser simples y prolijos, en vez de coloridos y desmesurados. Esto les ayudará a evitar la sobreestimulación en línea.
Lo más importante es que no subestimes tus esfuerzos e intentes relacionarte contigo mismo y con tus estudiantes a nivel humano. Sé comprensivo contigo mismo para poder empatizar con los demás.
Tiempo personal
Prioriza el tiempo que te dedicas a ti mismo para asegurarte de tener una buena salud física y mental.
La fatiga digital es resultado de una planificación caótica, la falta de tiempo y espacio personal, el trabajo excesivo y la falta de autocuidado. Por consiguiente, no puedes funcionar adecuadamente y, antes de darte cuenta, tu cuerpo y mente colapsarán.
Priorizar es clave en este caso. Debes crear un cronograma que incluya tiempo para satisfacer tus propias necesidades, que te permita relajarte y recalibrarte para seguir haciendo tu trabajo de forma saludable y exitosa.
Aunque la educación en línea es una buena alternativa durante la pandemia, tiene un efecto negativo en el espíritu humano. Estamos construidos socialmente y estar alejados de la interacción humana nos afecta en lo más profundo de nuestro ser. Intenta crear momentos de interacción, al menos con tus familiares. Sin embargo, si eso no es posible debido a las medidas de seguridad, asegúrate de conectar con tus pares, aun en línea, porque son ellos con quienes te puedes relacionar y quienes te pueden entender y aconsejar.
Pasar horas en una silla mientras enseñas de forma remota también daña al cuerpo. Primero, los ojos sufren una constante exposición a la luz artificial. Segundo, el cuerpo necesita moverse al menos unos minutos por hora, principalmente porque nuestra postura no siempre es la adecuada durante las sesiones. Es posible disminuir el impacto de estos aspectos si haces pausas pequeñas entre las clases para estirar, descansar los ojos, hidratarte y tomar aire fresco.
Otro factor estresante es la falta de un espacio separado para trabajar. Tener la sensación de que siempre estás en el trabajo hace que desconectar y relajarte sea más difícil. Esto también se traduce en la incapacidad para decir que no y provoca agotamiento.
Si es posible, designa un espacio en tu casa bien delimitado solo para trabajar. También puedes crear una rutina y simular que vas y vuelves al trabajo para conectarte con el momento de estar en casa.
Por más que quieras hacer todo al mismo tiempo y ser productivo, intenta hacer una cosa a la vez, en especial cuando lo que tienes que hacer es en línea. Pasar de una página, tarea, asignación o correo electrónico a otro tendrá el efecto opuesto.
Recuerda, eres un ser humano aun en el mundo digital. Escucha a tu cuerpo y haz las adaptaciones necesarias para tu salud. De esta forma, podrás seguir haciendo un gran trabajo todos los días.
En conclusión
La fatiga digital es real, por ello necesitas tomar medidas reales para evitarla o superarla. Tómate un tiempo para apreciar el esfuerzo que haces y asegúrate de poder hacer tu trabajo a largo plazo. Concéntrate en tu salud para poder ofrecer lo mejor de ti en las clases. Comunícate con tus pares cuando te sientas abrumado y recuerda que ustedes son quienes están creando el futuro.