La educación está atravesando un momento histórico. Es posible que no notemos la magnitud de los cambios que provocó la pandemia, pero es evidente que las cosas no volverán a ser como antes. La vuelta a la normalidad (todos sabemos que la “normalidad” es, de por sí, un término relativo) no será la vuelta al antiguo status quo. Lo más probable es que nos ubiquemos en una verdadera nueva normalidad.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en un intento de preparar a los Estados miembros para los futuros desarrollos del sistema educativo, ha diseñado cuatro escenarios alternativos que pueden hacerse realidad pronto (incluso en países que no son miembros de la organización).
De más está decir que estos son solo escenarios, ya que nadie puede predecir el futuro con precisión, pero es útil ver qué es lo que los expertos de una gran organización internacional tienen para decir sobre la evolución de la educación.
Estos cuatro escenarios alternativos pueden ayudarnos a estar preparados para el futuro identificando posibles amenazas y oportunidades. Así que, miremos la bola de cristal para ver qué es lo que puede sucederle a la educación en un futuro cercano.
En el primer escenario, la participación en la educación formal aumentará, ya que más estudiantes se inscribirán en cursos ofrecidos por instituciones educativas. La colaboración internacional y el progreso tecnológico continuarán aumentando el nivel de personalización en el camino educativo de cada estudiante. Las estructuras y los sistemas educativos seguirán existiendo; es posible que cambien, se flexibilicen y se adapten a los nuevos contextos, pero seguirán vigentes.
Este escenario de educación extendida parece ser una predicción más moderada, en la que el sistema actual se ve ligeramente afectado y se torna más accesible para más personas que en la actualidad no tienen acceso al sistema educativo.
Según este segundo escenario, los sistemas educativos que tenemos hoy se dividirán, ya que las sociedades se comprometerán cada vez más con la educación de sus ciudadanos. El aprendizaje tendrá lugar en estructuras más diversas, flexibles y privatizadas, especialmente en la educación superior. Obviamente, la tecnología digital es un motor crucial para este cambio. Será una fuerza disruptiva en el proceso de externalización de la educación.
Este escenario considera las tendencias actuales y extrapola su impacto en el sistema educativo. Por ejemplo, Alemania cuenta con un poderoso sistema de educación doble, en el que tanto las escuelas como las compañías se involucran en la capacitación vocacional. Sin embargo, la externalización de la educación con empresas privadas puede aumentar los costos tanto para las instituciones educativas como para los estudiantes, sin garantizar los mejores resultados.
Las escuelas continúan siendo los lugares principales donde el conocimiento se imparte y se recibe, pero la diversidad y la experimentación serán la norma. Las escuelas “derribarán sus paredes” y se conectarán más con sus comunidades para así impulsar tipos de educación, participación cívica e innovación social en constante cambio.
La tecnología también será un facilitador clave para los nuevos centros de aprendizaje a medida que se abran más a las comunidades.
Este es un escenario fascinante, en el que la participación cívica y los valores democráticos se combinan con el conocimiento y las experiencias significativas para mejorar la vida de las comunidades. Tal vez pueda ser la solución para los jóvenes sin interés en los asuntos públicos y civiles.
La educación se da en todo lugar, en cualquier momento. No hay distinciones claras entre la educación formal y la informal, ya que dejaron de ser relevantes. La sociedad se convierte en el “motor de la máquina”, ya que los ciudadanos de todas las edades aprenden lo que quieren, cuando quieren y donde quieren.
A medida que la educación se vuelve más flexible y personalizada, la tecnología se convierte en una herramienta educativa clave. Hasta cierto punto, esto ya está sucediendo con el aprendizaje remoto. El lugar en el que un estudiante aprende o en el que un profesor dicta una lección ya no es un factor esencial en la educación. Los estudiantes no tienen que estar en el salón de clases para aprender, pueden hacerlo desde la comodidad de su hogar.
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El denominador común de los cuatro escenarios propuestos por la OCDE es, como podemos ver, la tecnología. Tal vez lo único que pueda superar la fuerza transformadora de la tecnología sea el entusiasmo de las personas para aceptar el cambio, a medida que las mentalidades evolucionan y las personas adoptan valores diferentes. Debemos recordar, independientemente del resultado de estas predicciones, que resistirse al cambio no tiene sentido.