Si bien la ciudadanía digital ha sido tendencia durante muchos años, no todas las escuelas cuentan con un programa integral para abordar los temas más críticos que afectan a casi todos los jóvenes hoy en día. Necesitamos de hacer que internet sea seguro para los jóvenes y de enseñarles las habilidades necesarias para navegar el mundo en línea. En otras palabras, cómo ser un ciudadano digital.
Aparte de no contar con un plan de estudios, en los casos en que sí existe uno, suele estar monopolizado por un enfoque en los aspectos negativos. Esto se debe a que parece más urgente dar lecciones acerca de los peligros de la vida en línea, como tener precaución con los extraños y elegir una contraseña fuerte.
Estas son lecciones ciertamente valiosas, pero el lado negativo de este enfoque es que los niños no seguirán una lista de cosas que deben y no deben hacer. Este método dónde se les dice “¡Cuidado! ¡Internet es peligroso!” puede resultar contraproducente debido a que los niños y adolescentes son curiosos por naturaleza e intentarán hacer cosas por sí solos, como registrarse en cuentas de redes sociales cuando están por debajo de la edad mínima requerida.
A su vez, los estudiantes aprenderán la lección por las malas más adelante cuando tengan que lidiar con situaciones difíciles, que es precisamente lo que la ciudadanía digital quiere evitar en primer lugar.
Además, el método de los profesores sigue un plan de estudios que mayormente les da a los estudiantes los hechos, pero no las experiencias auténticas que necesitan. Los estudiantes también deben aprender hábitos y conductas en línea que sean positivas, significativas y constructivas, no de situaciones hipotéticas, sino de demostraciones de dichas conductas.
Es por ello que algunos profesores han adoptado un enfoque totalmente diferente y decidieron integrar la ciudadanía digital al plan de estudios, encontrando oportunidades para que los estudiantes practiquen conductas positivas.
A medida que la línea entre lo virtual y lo real se vuelve cada vez más borrosa, estas son algunas cosas que deberían estar a la vanguardia de la enseñanza de la ciudadanía digital mediante la creación de actividades centradas en los aspectos positivos, como la creación de comunidades y una comunicación empática.
La educación en medios de comunicación trata sobre la forma de encontrar ejemplos positivos de noticias confiables, bien redactadas y bien documentadas. Esto incluye la capacidad de tener un buen criterio con respecto a las noticias que consumimos y al impacto que tienen en nuestras vidas. Generalmente, los estudiantes comienzan a consumir noticias a una temprana edad, pero necesitan orientación para darle sentido a los eventos actuales.
Las lecciones centradas en las noticias no siempre tienen un foco en la política, por ejemplo. Un profesor de CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) puede alentar a los estudiantes para que investiguen sobre un tema relacionado con la ciencia, que desencadenará conversaciones asombrosas sobre las noticias falsas, a que identifiquen nuevas fuentes, usen habilidades de pensamiento crítico y que busquen información adicional de fuentes respetables.
También pueden convertirse en periodistas al escribir artículos o crear videos. La función de blog de clases de tu sistema de gestión de aprendizaje es un excelente lugar para que los estudiantes aprendan cómo investigar y escribir al mismo tiempo que reciben comentarios en un entorno seguro.
Ahora que las escuelas están cerradas, tenemos una nueva forma de entender lo que significa la comunidad y cómo las comunidades en línea son igual de importantes para mantenernos conectados. Las comunidades en línea no son muy diferentes a las reales, y pueden ser una fuente de apoyo para cualquier estudiante.
El medio escolar ofrece una oportunidad para crear y participar en comunidades en un entorno seguro, moderado por el profesor. Esto puede ser tan simple como permitirles a los estudiantes que tengan un grupo aparte para debatir sus intereses (con o sin relación con la escuela). Algunos de ellos pueden apreciar días temáticos, como un día para “compartir una foto de tu mascota” ya que los acerca a sus compañeros.
Entre las buenas prácticas se incluyen enseñarles a los estudiantes cómo crear reglas, por ejemplo, mantener conversaciones civilizadas, pedir ayuda y hacer críticas constructivas.
A su vez, a medida que los estudiantes crecen, descubrirán comunidades interesantes en las redes sociales que compartan su amor por algo positivo, como libros o tejido o fotografía y, por lo general, que también compartan su conocimiento.
Los grupos, foros, blogs y chats son excelentes lugares para comenzar, pero no tiene por qué terminar allí. Muchos estudiantes aún tienen dificultades con la alfabetización tecnológica y para sentirse seguros usando la tecnología.
Desde el inicio de la pandemia, además del apoyo del personal de la escuela, algunas instituciones han recurrido a estudiantes con más conocimientos para que ayuden a los demás a resolver problemas con la tecnología. Por ejemplo, si un estudiante tiene problemas para instalar algo, puede comunicarse con otro estudiante directamente a través del LMS de la escuela. También puedes crear un grupo de apoyo en el que cualquier persona puede ofrecer ayuda voluntariamente.
De esta forma, todos aprenden algo y algunos estudiantes podrían sentirse más cómodos pidiendo ayuda si lo hacen directamente a un compañero.
Ciertamente, esta es una situación difícil ya que observamos que los debates se intensifican hasta llegar a ser auténticas “guerras” en línea. Los estudiantes no podrán evitarlas, pero como ciudadanos digitales, pueden aprender cómo hacer lo correcto cada vez que ocurren.
La comunidad escolar en línea puede ser un lugar para iniciar la conversación sobre qué conforma una actitud productiva y una improductiva. Puedes usar situaciones de la vida real para intervenir y enseñarles a los estudiantes enfoques básicos. También se puede alentar a los estudiantes a que realicen comentarios sobre sus trabajos.
Algunas de las técnicas de conversación en línea incluyen el seguimiento de las reacciones (¿me enojo cuando veo una determinada respuesta? ¿Qué ocurre luego?); dar un paso atrás; decidir si involucrarse o no (¿estoy lidiando con un trol?); cómo elaborar un mensaje asertivo, pero que sea una respuesta amable. Lo más importante, una habilidad útil es saber cuándo estar de acuerdo o en desacuerdo con las personas o cuándo apartarse cuando la conversación ya no es civilizada.
Internet puede ser un lugar de recreación, pero también una herramienta poderosa para el cambio. Todo depende de cómo eligen involucrarse en él, más que evitarlo directamente.
Todas las personas dedicadas a causas específicas usan herramientas como las redes sociales para influir en el cambio. Todo lo que necesitan es un problema real que resolver y encontrar una solución.
Por ejemplo, los estudiantes pueden crear un sitio web para generar consciencia sobre una causa que les importa y hasta organizar recaudaciones de fondos. Existen muchas oportunidades para aprender algo nuevo, como escribir un mensaje inspirador que motive a las personas a actuar, diseñar una infografía para anuncios de servicios públicos para promover su causa y determinar qué plataforma es mejor para recaudar dinero.
En definitiva, la seguridad en línea es un problema significante que debe tomarse en serio. Sin embargo, un internet más seguro también significa involucrarse en una comunidad donde los ciudadanos digitales eligen conscientemente usar su voz para hacer el bien e involucrarse en debates significativos. Las actividades del salón de clases deben reflejar esto.
Los estudiantes deben aprender lecciones valiosas sobre la seguridad de internet y, si lo hacen en un entorno supervisado por el profesor, contarán con una red de protección donde podrán equivocarse de forma segura. También estarán más motivados para prestar atención a cosas como su huella digital, más que verla como una situación hipotética que podría afectarles.