Diseñar rutas personalizas para los estudiantes no es tarea sencilla. En el camino, los profesores se topan con ciertos desafíos, como encontrar la tecnología adecuada para apoyar las rutas personalizadas.
Pero retrocedamos un poco para saber de qué trata todo esto. En primer lugar, las rutas personalizadas son parte de una estrategia más amplia para el aprendizaje personalizado. Las rutas de aprendizaje se han identificado como un componente clave del aprendizaje personalizado, junto con la progresión basada en competencias y los entornos de aprendizaje flexibles.
Según RAND Corporation, “las rutas de aprendizaje personalizadas permiten flexibilidad en los trayectos específicos de los estudiantes a través del contenido para dictar su plan educativo, al mismo tiempo que mantienen altas expectativas”.
Esa es una excelente descripción, pero también me gusta pensar en las rutas como búsquedas del tesoro, donde el objetivo final es que el estudiante sea responsable de su propio éxito en el aprendizaje, con la ayuda del profesor y sus compañeros.
Por ejemplo, algunos estudiantes en una clase necesitan aprender las competencias básicas y prefieren seguir un plan predefinido. Otros encuentran pequeñas joyas en el camino que tienen que coleccionar, como aprender más sobre un concepto en particular que despierte su interés. Además, es necesario alcanzar ciertos hitos en el plan de aprendizaje en un cierto orden, aunque, en algunos casos, los estudiantes también pueden ir del punto "A" al "C" y luego al "B", lo cual está perfectamente bien.
Todo esto y mucho más se puede lograr usando un sistema de gestión de aprendizaje (LMS, por sus siglas en inglés), que es nuestro tema de hoy.
Claro, todo esto suena genial, pero ¿cómo se hace realmente? Si bien esto no pretende ser una lista definitiva ni una receta para el éxito, es un gran ejemplo de cómo los profesores pueden personalizar las rutas de aprendizaje con la ayuda de un LMS:
Establecer objetivos de aprendizaje es imprescindible para adaptar el aprendizaje de acuerdo con las necesidades reales de los estudiantes. Además, los estudiantes pueden establecer al menos algunos de estos objetivos por su cuenta o con la orientación del profesor. Por ejemplo, un profesor de español/portugués puede ayudar a un estudiante aficionado a la literatura a fijar el objetivo de tomar una clase a su propio ritmo o leer un ensayo sobre novelas contemporáneas. Otro estudiante puede tener el objetivo de aprender más sobre teatro, y así sucesivamente.
Los objetivos no tienen que ser fijos ni completados por absolutamente todos los estudiantes en la clase al mismo ritmo. Un LMS puede brindarte la flexibilidad de personalizar objetivos, lo que significa establecer objetivos particulares para estudiantes específicos. Por ejemplo, es posible que desees ocultar un objetivo opcional, como tomar una microclase sobre las obras de Alberto Chimal o Paulo Coelho. Será útil mostrarla para los estudiantes que están más interesados en la literatura contemporánea que en el teatro. Esto también se puede modificar.
¿Recuerdas la analogía de la búsqueda del tesoro? ¿De qué manera pueden los estudiantes aprender lo que les interesa y no necesariamente en un orden estricto? En un LMS, esto significa que el contenido de la clase puede explorarse con libertad, ya que pueden elegir qué actividades hacer luego. Advertencia: Esto quizás no funcione con todas las clases. Por ejemplo, los estudiantes definitivamente necesitan aprender sobre la estructura de una célula para avanzar a temas más complicados de Biología. Sin embargo, algunas clases, como la de Literatura, permiten una mayor espontaneidad, en cuyo caso los profesores pueden establecer objetivos que no sigan un orden predeterminado.
La participación de los estudiantes no se limita a fijar objetivos. Permitirles ser proactivos en su aprendizaje significa darles las herramientas para evaluar sus fortalezas y debilidades. No significa que 1) los estudiantes deban ser calificados por esta actividad ni que 2) los profesores deban eliminar las evaluaciones formales. Por ejemplo, en un LMS, hay cuestionarios con calificación automática que los ayudan a practicar lo que aprendieron y les permiten obtener comentarios instantáneos. Pueden completar encuestas, escribir ensayos sobre su progreso o incluso tener un blog educativo donde puedan reflexionar sobre su proceso de aprendizaje.
La autoevaluación es una gran herramienta, pero debe complementarse con los comentarios del profesor. De hecho, a través de un LMS, los profesores pueden dejar comentarios personalizados en una tarea que un estudiante puede revisar cada vez que desee mejorar algo, como sus habilidades para redactar ensayos. Más aún, otros estudiantes también pueden dejar comentarios, lo que puede convertirse en una poderosa experiencia de aprendizaje para más de un estudiante.
Las rutas de aprendizaje individualizadas no significan que los estudiantes se limiten a su propia burbuja. Hay muchos casos en los que un LMS con buenas herramientas colaborativas puede permitir a los estudiantes participar activamente en análisis o debates, colaborar en tareas, crear sus portafolios y, en general, compartir conocimientos. También es evidente que los estudiantes con los mismos intereses pueden formar grupos de estudio y participar en las mismas actividades, como una visita al museo.
Para ofrecer rutas personalizadas que realmente funcionen, los estudiantes deben disponer de una amplia gama de materiales. Algunos de ellos podrían necesitar leer un libro electrónico. Otros entenderían mejor el concepto si vieran un video. Es mucho más fácil subir un recurso de aprendizaje y simplemente dirigirlos a dicho recurso que proporcionar un libro de texto o materiales físicos diferentes para cada uno.
Un LMS puede ayudar a los profesores a diseñar rutas personalizadas para los estudiantes como parte de una estrategia de aprendizaje personalizado más amplia. Es un sitio centralizado que ayuda a los profesores a ahorrar tiempo, hacer un seguimiento de los objetivos de aprendizaje y adaptarse a las necesidades singulares de cada estudiante.