¿Alguna vez ha visto esos programas que entrevistan a personas en la calle? Si se les preguntara a personas al azar cuántas horas creen que trabajan los profesores, ¿cuántas responderían correctamente? Es muy probable que las respuestas no sorprendan a los profesores. Seguramente dirán que trabajan duro en clase, pero que después tienen mucho tiempo libre. Y que tienen vacaciones todo el verano.
No es difícil entender por qué las personas lo ven así. Después de todo, los profesores no gritan a los cuatro vientos cada vez que tienen que dedicar una tarde entera a preparar las clases de la semana siguiente. Tampoco se jactan de cuando alcanzan sus objetivos de calificación para el semestre. Bueno, puede que se jacten un poco de ello en la sala de profesores.
En realidad, los profesores en Latinoamérica trabajan entre 12 y 16 horas por día, en promedio. Estos números indican que los profesores dedican la mayor parte de su tiempo “libre” a seguir trabajando. Esta práctica ha hecho que los investigadores se cuestionen si es necesario replantearse el sistema de calificación tradicional. Después de todo, ¿no se supone que los profesores deben evaluar a los estudiantes de manera justa? ¿No deberían enfocarse más en la enseñanza en lugar de la calificación?
Por ello, bajo toda esta presión, puede que usted necesite un aliado para las calificaciones. Los sistemas de gestión de aprendizaje (LMS, por sus siglas en inglés) han mejorado muchísimo en los últimos años, y aún continúan haciéndolo. Un LMS puede acelerar el proceso de calificación y hacerlo más eficaz y ayudarlo con sus tareas de enseñanza diarias.
Me gusta leer y aprender sobre las últimas tendencias en la tecnología educativa, pero esta vez no me enfocaré en las funciones. En su lugar, plantearé un enfoque de problemas y soluciones, que puede usarse al elegir un LMS. Por ejemplo, si calificar cuestionarios de manera manual es un proceso lento (problema), debemos encontrar un LMS que ofrezca opciones de calificación automática (solución).
Esto les ha pasado a casi todos los profesores por lo menos una vez en su vida. En su clase hay 25 estudiantes y faltan dos trabajos. ¿Y ahora? El LMS hace este trabajo por usted, ya que los estudiantes cargan ensayos y completan cuestionarios en línea. Las asignaciones se almacenarán allí, por lo que puede decirles adiós a las carpetas anilladas de una vez por todas. Las calificaciones aparecerán en el libro de calificaciones y no faltará ningún trabajo. Puede dejar una retroalimentación en cada asignación. De este modo, los estudiantes pueden revisar sus comentarios y usarlos para mejorar su trabajo en un futuro.
Algunos profesores toman exámenes sorpresa a lo largo del semestre para medir el aprendizaje. Esto se traduce en horas y horas de trabajo pesado, ya que deben calcular las puntuaciones. A nadie le gusta eso. El LMS lo ayuda a calcular la calificación final para cada asignación. Lo único que debe hacer es incluir las respuestas correctas y los puntos correspondientes a cada pregunta. Además, puede tener una mejor experiencia al calificar ensayos o respuestas en formato de texto libre. Por ejemplo, un LMS usa herramientas antiplagio para detectar trampas de inmediato.
Más información: Cómo reducir el riesgo de que se haga trampa en las evaluaciones en línea
Un LMS puede tener múltiples tipos de asignaciones: desde cuestionarios hasta ensayos, proyectos en grupo o debates en línea. Es importante contar con varios tipos de evaluación si desea mantener todas las actividades en línea. De lo contrario, puede crear una asignación que no sea en línea, como la lectura de un libro, y calificarla una vez que los estudiantes completen dicha tarea. Además, puede agregar excepciones para las asignaciones que falten o estén incompletas, ausentes o excusadas. Los profesores también pueden crear rúbricas para las diferentes asignaciones para poder calificar más rápidamente.
Supongamos que quiere agregar una asignación con créditos adicionales para algunos estudiantes. No quiere que todos los estudiantes la vean, ya que no tiene relevancia para todos. En tal caso, puede personalizar las asignaciones ocultándoselas a algunos estudiantes o mostrándoselas a otros. Además, los profesores pueden optar por una personalización dinámica, que oculta o muestra automáticamente las asignaciones según el progreso de los estudiantes en clase.
Medir el progreso de aprendizaje es útil, pero los profesores no suelen usar herramientas analíticas porque demandan mucho tiempo. Además, puede que no quieran reducir el aprendizaje a meros números. Sin embargo, en algunas circunstancias, los números correctos pueden mostrar dónde y cuándo un estudiante debe mejorar su aprendizaje. Por ejemplo, asociar una competencia o un estándar/dominio con un cuestionario permite una intervención rápida cuando es necesario. El LMS también muestra el progreso del estudiante en las lecciones, el promedio de calificaciones y las asignaciones faltantes para una clase, entre otras estadísticas.
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Algunas personas consideran que los sistemas de calificación con letras han quedado obsoletos y han dejado de usarlos. Un LMS puede ofrecer la opción de crear una escala de calificación personalizada que sea más adecuada. Además, un LMS ofrece opciones flexibles, como las evaluaciones sin calificación. Con la ayuda del aprendizaje basado en competencias, podrá ver con qué eficacia los estudiantes están adquiriendo sus conocimientos y habilidades.
Piense cuánto tiempo dedica a las calificaciones y de qué manera podría sacarle más provecho a ese tiempo. La determinación puede llevarlo lejos cuando la carga de trabajo es, de hecho, su principal problema. Un LMS es su mejor aliado, ya que reduce el tiempo dedicado a las calificaciones e, incluso, ofrece mejores resultados. Si la escuela donde trabaja no usa un LMS, hay muchísimas opciones que son gratuitas para los profesores y que incluyen un libro de calificaciones muy bueno.